Suelo decir con frecuencia que “la vida es un paseito”. El
comentario siempre sale tras una que otra conversación sobre cosas y
situaciones, unas positivas, otras negativas, pero siempre llevándome a la
misma conclusión.
¡Dime qué otra cosa será la vida si no es un paseo corto! Lo
confirmo todas las mañanas cuando llego al periódico. Camino hacia la enorme
puerta de cristal que, tan pronto pongo mis dos pies frente a ella, se abre y
el frío en cuestión de segundos me pone mocosa. Entonces doy dos pasos al frente
y me limpio los pies sobre una alfombra bien grande que lleva el nombre de la
empresa. “¿Cuándo sucedió todo esto? ¡Los otros días estaba en cuarto año!”
Es que si existe algo más cierto que la vida sea un paseo, es el
hecho de que el tiempo pasa. En ciertas ocasiones pasa más rápido de lo que
deseamos y en otras pasa muy lento, pero nunca deja de pasar. Y en lo que resolvemos lo que sea, ya pasó, murieron varias personas y alcanzamos varios logros que no
pudimos apreciar bien.
Entonces, ¿qué hacemos? Yo voto por ser felices,
porque nos enfoquemos en alcanzar aquellas cosas que realmente valen la pena,
que depuremos correctamente nuestras prioridades.
En mi caso, puedo decir que me siento feliz y conforme con lo que
he alcanzado a estas alturas de mi vida. ¡Pero vamos! Apenas tengo 26 años y me
falta vivir mucho. Yo apuesto a mi felicidad pero, obviamente, no soy un saco
relleno de rayitos de sol y no puedo contar cuántas veces he caído por dos
razones: porque son muchas y porque sería lo más deprimente que podría hacer,
ahora y en cualquier momento de mi vida.
Siendo más básica, considero que la clave de la felicidad es
evitar ser infeliz. ¡Por supuesto! Muchas veces es más fácil identificar qué es
eso que nos molesta antes de poder saber qué es lo que realmente nos alegra.
Creo que una vez hagas tu lista de qué es lo que quieres hacer con
tu vida y persigas esas metas, no te sentirás mal al mirar hacia atrás. Y quizás, cuando te toque pararte frente a una puerta grande de cristal y se
abran las puertas dándote paso, hagas como yo… y sonrías.
¿Qué dices, nos vamos de paseo?
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