Por: Karla Toledo Ríos
Maraka tiene 25 años. Estudió mucho, obtuvo su diploma de bachillerato y unas cuantas otras certificaciones. Hace de todo y es muy productiva. Maraka consiguió empleo en una compañía y al enterarse de que trabajaría ahí, se emocionó mucho... y su familia también.
Pero conforme pasó el tiempo, Maraka se desilucionó. Vio cosas feas, gente envidiosa, gente vanidosa, paseaba dentro de un imperio antiempleados. A Maraka no la dejaban progresar, le insinuaban olvidadiza e irresponsable- aunque no lo era.
A Maraka la regañaban por no hacer el trabajo de otros y por no hacer cosas que nunca le pidieron que hiciera. Maraka está cansada y no aguanta más... pero tiene miedo. Miedo de quedarse sin trabajo, de no poder pagar sus cosas...
Pobre Maraka, que va infeliz al trabajo...