Por: Karla Toledo Ríos
foto: funmazaplus.com
Nos levantamos tarde. Abrí los ojos y eran las 8:45am. Estabamos en el cuarto de un Hotel en Hatillo y el vuelo salía a las 11:00 de San Juan. Hora de abordar: 10:45am. No habíamos recogido nada. NADA.
Mi ahora esposo se levantó, se puso una camisa, un pantalón corto y -como no tenía más zapatos- se puso los de charol de la etiqueta... y me dijo: "Tengo que ir a casa a buscar los pasajes, recógeme allá". Así que le tocamos la puerta a la madrina de la boda, que se encontraba en el cuarto de al lado, la despertamos, mi esposo se fue y entre las dos hicimos la maleta destinada a llegar a Santo Domingo.
"Deja todo lo demás, que cuando tenga que hacer el "check-out" vengo y lo recojo todo".
Perfecto. Mi comadre/mejor amiga/ guareta me había aliviado un poco de estrés. Pero luego nos esperaba el tener que montarnos en un vehículo conducido sobre los límites de velocidad establecidos.
Llegamos sin complicaciones al aeropuerto. Nos bajamos, llegamos al 'counter' y la secretaria/azafata/sra. vestida de azul que nos atendió (¿?) Nos dijo sonriente:
"Ah...pero si ustedes perdieron el vuelo...los voy a anotar en el próximo vuelo que está sobre-vendido y en el otro, a ver si tienen suerte." Ok, pues nos fuimos a comer, pedí mi usual café negro para prepararme el estómago antes de que llegara mi emparedado y cuando voy a darle el primer sorbo... ¡AUCH! NUNCA en mi vida me había tomado un café tan caliente, reaccioné de tal manera que me salpicó en la mano y esta se me puso ROOJAA... Demás está decir que me molesté tanto que lo devolví.
Como no todo nos podía seguir saliendo mal, afortunadamente logramos montarnos en el próximo vuelo hacia Santo Domingo.
¿Afortunadamente?
Bueno. Llegamos al hotel (haciendo el cuento largo corto) y rápido nos dieron una copita de jugo de yonosequé, y con eso de la cólera, me di un sorbito y la eché a un lado susurrando un sútil "wacala"...
Esperamos por el 'trolley' que nos llevaría al cuarto del hotel con nuestras dos maletas, pero al ver que este nunca llegó, el muchacho de recepción habló con el maletero y nos dijo: "Se pueden ir a pie... síganme". OK... Se imaginarán que nos tocó la última villa... Entramos al cuarto y WOW...era hermoso. Teníamos un jacuzzi brutal, la cama era bella y con cortinas blancas. Tenía balcón, hamaca...
Nos vestimos para salir a comer y de momento: PSHHH (así es que suena la lluvia para mí). Un aguacero que duró cuatro días. Nos fuimos a comer con todo y sombrilla. Habían tantos charcos en el piso que los pies se me iban para alfrente cada vez que caminaba (jajaja) y sabrán que la humedad me tenía el pelo sensual, apto para mis días de recién casada y mi luna de miel.
Bueno, como el dermatólogo: Directo al grano: La comida era tan mínima, asumo que por querer aparentar ser un hotel 5 estrellas, que creo que rebajé una libra por día, menos el último. Ese día bajé como 4 libras. Sí, porque no salí del inodoro. A lo mejor fue la leche cortada que nos dieron, la langosta podrida que me comí o el agua club soda dañada que me tomé. Aunque pensándolo bien esa misma noche me atacaron unos mosquitos/murciélagos que me dejaron el pie en candela y mi esposo y yo tuvimos que levantarnos de la mesa del restaurante donde comíamos y nos fuimos -esta vez sí había uno disponible- en trolley a mi habitación para pegarme la ducha en los pies mientras lloraba como nena chiquita. Bueno, quizá fue la mezcla de todo pero casi muero como Elvis Presley.
Tuve que ir al Doctor del hotel, y honestamente tenía tanto miedo de ingerir alguna otra cosa venenosa/expirada/wacala que no confiaba en el médico. Mima (mi marido) me atragantó de Pepto-Bismol, y como cual Niuyorican que no viaja a la Isla hace 20 años, casi me ruedan lágrimas de felicidad al montarme en el avioncito que me regresaría a mi Isla bella donde la comida no me da diarrea. Fueron los 35 minutos más largos de mi vida y cuando aterrizamos casi soy la única bori-charra en aplaudir... pero no lo hice, y nadie aplaudió...
El punto es que, casi dos semanas después me encuentro sufriendo de una gastrítis que no me deja comer, y todo gracias a mi luna de... Pepto-Bismol.
Y de Santo Domingo,
Mejor me quedo aquí escuchando a Aventura.