lunes, 4 de abril de 2011

Alma vieja

Por: Karla Toledo Ríos

Hace tiempo que no escribo. Falta de tiempo quizá. Pero no se preocupen, sigo viva. Los planes de la boda van bien (eso creo) simplemente, decidí cogerlo con calma. Las invitaciones llegan en 2 semanas...


Digamos que hace casi 2 años, porque no recuerdo la fecha exacta, conocí a 4 chicas que marcaron mi vida para siempre. Toda la vida he sido un poquito reservada con eso de las amigas y admito que aunque Dios dice que no lo haga, a veces juzgo las acciones sin indagar el por qué y dejo atrás mi instinto periodístico.

Bien, pues una de esas chicas que conocí, desde la primera conversación que tuvimos me dijo muy cariñosamente:
-Tu eres una viejita
-¿Qué?
-Eres una viejita. Tu tienes un alma vieja.

Según seguimos compartiendo, nos fuimos conociendo más, y un día me dijo:
-Es que tu te tomas la vida muy en serio y muy a prisa. Tienes 22 años, te acabas de graduar de bachillerato y estás en estrés porque aún no te ha llegado la carta de confirmación para empezar la maestría... Literalmente, te acabas de graduar. ¿Cuál es tu prisa? Ni que tuvieras 30 años... ¿Por qué te pones tanta presión?

La verdad es que he vivido en una competencia constante conmigo misma. Y hoy, que lo tengo todo, bachillerato, empecé la maestría, trabajo y me caso en tres meses... Me pregunto: ¿Y ahora qué? ¿Ya no hay más cambios? ¿Más pruebas? No puede ser que ya llegué a donde tenía que llegar... Si sólo tengo 23 años...¿Cuál fue mi prisa? Ni que tuviera 30 años...¿Por qué me puse tanta presión?

No puedo recordar una sola ocasión en mi vida en la que fuera estable. A mi me gustan los cambios. Todavía me quedan muchas cosas por estudiar...cosmetología, repostería y terminar mis estudios graduados...Claro yo se que lo voy a hacer con el favor de Dios...

Bueno, ahora me tengo que ir a laborar. Luego les termino la historia.

Vida...

Vida...
en las pequeñas cosas.